Cuando tiramos una colilla, un chicle 'mascado' o dejamos el vaso en el que nos hemos tomado un café, también abandonamos a su suerte nuestro ADN. Ese rastro genético que vamos dejando por ahí es más importante de lo que imaginamos.
La artista Heather Dewey-Hagborg, asentada en Nueva York, se fijó en un cabello atrapado en una pequeña grieta en un cristal de un cuadro. Se fue a un laboratorio (el comunitario Genspace) donde aprendió lo suficiente para poder desarrollar su nueva obra "Stranger Visions": la impresión 3D de rostros a partir de muestras de ADN que recogió en la calle.
El ADN se extrae en el laboratorio, algunas técnicas, reacciones y procesamiento de la información, nos dan un modelo en tres dimensiones. Así, el sexo, ascendencia, color de ojos y cabello, tono de piel, pecas... queda al descubierto. Ella los recoge en sus obras y dice que por ahora nadie se ha reconocido en sus exhibiciones.
Este gesto que ahora nos puede resultar 'solo' curioso y al que no damos demasiada importancia, en un futuro 'quizás' comience a preocuparnos.
http://www.abc.es/ciencia/20130508/abci-recrean-rostro-desconocidos-partir-201305081605.html
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